Lunes, Septiembre 23, 2019
El riesgo es compañero constante de los policías motoristas
El número de motocicletas en las carreteras europeas se ha más que duplicado en las últimas dos décadas. No importa el tipo de motocicleta, este tipo de vehículo es hoy en día una parte integral de la sociedad.
Las empresas y los gobiernos confían en una amplia gama de profesionales que utilizan este modo de transporte. Por ejemplo, los mensajeros utilizan la motocicleta con frecuencia para transportar documentos importantes, también los profesionales paramédicos pueden dar una respuesta más rápida emplean motos en situaciones de emergencia en las que hay que entregar medicamentos vitales para salvar vidas. Los policías motoristas son así mismo una parte crucial de la aplicación de la ley, sobre todo por su capacidad para franquear el tráfico con mayor agilidad que los coches o furgonetas en aquellas situaciones de riesgo o accidente donde el tiempo es un factor crucial, o también simplemente, como refuerzo para asegurar la correcta circulación vial.
El riesgo es por tanto, compañero de viaje inseparable de estos profesionales. No solo por el peligro añadido que entraña la velocidad, sino también porque básicamente es la vestimenta y el casco lo único que los protege. Además, aunque es lógico pensar que la mayoría de los accidentes suceden a altas velocidades, en el caso de los policías motoristas, circular a baja velocidad también supone un riesgo importante, debido a la gran cantidad de dispositivos que llevan a bordo (radios, luces, sirenas, etc.) entre otras cosas.
Según datos proporcionados por el “National Highway Traffic Safety Administration” en Estados Unidos, la tasa de accidentalidad en moto policía en comparación con los coches policía es aproximadamente 3 veces mayor.
Siendo esto así, está claro que los policías motoristas deben de ser a priori profesionales con una alta habilidad para manejar este tipo de vehículos, pero a su vez, profesionales que reciban una formación mayor y más especializada.
Así como la formación en seguridad vial sobre un coche es una asignatura que imparten la gran mayoría de los organismos policiales del mundo cuando forman a sus cadetes, la motocicleta solo es accesible para algunos pocos titulados.
Países como Suecia exigen una recomendación para convertirse en policía motorista (MC polise), pasar por un proceso de pre-selección y si se da el caso, recibir un curso que dura 6 semanas. Curso que hay que refrescar cada cierto tiempo. En países como Australia por ejemplo, la policía de New South Wales tiene que pasar por una evaluación médica y física previo a un examen en moto que confirma o no si tienen habilidades para convertirse en policías motoristas. Una vez acceden al curso, este dura aproximadamente cuatro semanas y requiere un reciclaje periódico.
Parece claro que la formación de policías en coche está más democratizada que la de motocicleta. Es posiblemente por ello también que las nuevas tecnologías como los simuladores hayan accedido más rápido a los coches, ofreciendo simuladores de policía adaptados a la realidad operacional de estos profesionales.
La alta complejidad de las motos está exigiendo a la sociedad dar un paso más allá de cara a garantizar la máxima seguridad en el siglo XXI. De esta manera, los distintos organismos policiales, así como todos los agentes involucrados trabajamos día a día por mejorar los estándares de formación y seguridad de estos profesionales.